LA SALUD MENTAL EN NIÑOS Y NIÑAS NO ES UN JUEGO

La pandemia por Covid-19 y el confinamiento han repercutido en distintos ámbitos de la vida de las personas. De hecho, un estudio realizado por Unicef en Latinoamérica, a jóvenes de 13 a 29 años, reveló que el 46% de los entrevistados reportó -en este periodo- tener menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutan.

En dicho contexto, el servicio de Fonoinfancia de Fundación Integra (800200818), que ofrece atención psicológica no presencial y gratuita, dirigida a acompañar a los adultos responsables del cuidado y protección de niños y niñas, confirma que el año 2020 pudo constatar, cómo la pandemia fue reduciendo la capacidad de dichos adultos para sostener, contener, comprender y acompañar a niños/as y cómo ello repercutió en su estabilidad emocional.

Alicia Varela, jefa del Departamento de Promoción de Fonoinfancia, menciona que desde que comenzó la pandemia, las consultas sobre conductas socioemocionales de niños y niñas, relacionadas con tristeza, retraimiento y autorepoches, aumentaron en un 21 % entre 2019-2020. Mientras que las consultas sobre estados emocionales de niños/as provocados por pérdidas significativas y ausencias prolongadas de familiares y amigos, crecieron en un 20%.

“Al hablar de salud mental en niños y niñas es importante relevar cómo la restricción a la movilidad social los ha situado -por un tiempo considerable- en el espacio reducido de sus hogares, afectando con ello la socialización, el juego, el encuentro con sus pares y adultos, los aprendizajes, el movimiento del cuerpo y las emociones, así como las distintas posibilidades de disfrutar y aprender con otros”, explica la psicóloga.

En este panorama, Sebastián Huencheslao, psicólogo de Fonoinfancia, comenta que la sensación de inseguridad, tensión, estrés acumulado y ansiedad proveniente de estas restricciones, han impactado en mayor o menor medida a todas las familias, “y con ello se ha ido deteriorando progresivamente la capacidad de los adultos para ejercer las funciones importantes de la crianza como son la disponibilidad emocional y la capacidad de sostener, contener y acompañar emocionalmente a niños y niñas. Esto sin duda, ha afectado su desarrollo emocional y a mediano o largo plazo su estabilidad y salud mental”, explica.

Las manifestaciones de este deterioro en la salud mental en niños y niñas se pueden expresar de múltiples formas dependiendo de cada niño y niña, su contexto familiar, social y cultural. De acuerdo con el psicólogo experto en infancia, cada niño/a es un mundo y por ello son diversas las formas en que pueden manifestar señales de malestar, ansiedad, angustia, miedo, frustración, etc.

Quienes acompañan la crianza de niños y niñas son quienes mejor conocen su forma de ser y enfrentar distintas situaciones. Por eso, el llamado hacia el mundo adulto es a estar atentos a los cambios que niños y niñas pueden estar expresando en sus pensamientos, emociones y/o comportamiento para atender oportunamente a ellos”, explica.

Huencheslao advierte que algunas señales emocionales a las que se debe estar alerta y atender de forma oportuna y/o consultar con algún especialista, son por ejemplo: alteraciones en el sueño, cambios en la conducta alimentaria, pérdida en la capacidad de jugar y de disfrutar del juego, expresiones constantes de desesperanza y de autoreproches, retraimiento y pérdida de la capacidad de disfrute, retrocesos en hitos del desarrollo que se habían adquirido (control de esfínter, lenguaje, etc).

“Así como también, ánimo bajo constante, perdida crónica de motivación, señales de angustia, malestar, llanto, irritabilidad, autolesiones, frustración que se sostienen en el tiempo y no ´mejoran´ en base a la comprensión, contención y diálogo con adultos significativos”, menciona.

El psicólogo recalca que los adultos deben acompañar a niños y niñas con amor, comprensión y respeto. Y también, considerarlos y validarlos siempre como sujetos conscientes y protagonistas de sus vidas y por lo tanto, con capacidad para incidir y decidir sobre lo que les afecta y sucede.

“Considerando esta forma de entender las relaciones de adultos y niños/as, es posible mejorar la calidad del acompañamiento que damos a su desarrollo y prevenir el deterioro de su salud mental”, indica.

De acuerdo con el experto, el desarrollo del lenguaje permite progresivamente a niños y niñas el ir adquiriendo la capacidad de expresar verbalmente lo que sienten, simbolizando sus emociones. Este proceso comienza desde las primeras etapas del desarrollo en dónde las emociones son sentidas y expresadas en el cuerpo (llanto, pataleta, agitación, golpes, etc), hasta en etapas posteriores, llegar a ser expresadas en palabras (“mamá, tengo rabia, pena, miedo”).

“Esta capacidad, es aprendida mediante la socialización y la relación con los otros; por lo tanto, el que los adultos escuchemos y dialoguemos con niños y niñas, relevando la identificación y verbalización de lo que se siente o piensa, será siempre un factor protector en términos de su salud mental”, dice.

Encierro

Es importante considerar que los adultos también han visto deteriorada su salud mental por el encierro. En ese aspecto, Huencheslao menciona que este es el caso de la mayoría de las familias en la actualidad.

Frente a este panorama, el experto recomienda a los adultos, que puedan en la medida de lo posible, buscar instancias de contención y apoyo en sus redes familiares o personales cercanas y no perder instancias de distracción, descanso o esparcimiento, que son parte del autocuidado.

“También es recomendable hablar sobre la crianza con otras personas, en instancias informales o de ayuda profesional”, señala.

Y, en aquellas familias donde hay más de un adulto responsable, se debe intentar distribuir las tareas de la crianza de forma justa y equitativa entre sus miembros, así como ajustar sus expectativas y/o exigencias a esta situación de emergencia”, advierte.

Integra pertenece a la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República. Con más de 30 años de experiencia, es la red más grande de salas cuna y jardines infantiles del país con más de 1.200 establecimientos gratuitos, a los que asisten más de 90 mil niños y niñas en todo Chile. Mientras tanto, Fonoinfancia es un servicio de Fundación Integra que lleva 20 años entregando atención psicológica no presencial, gratuita y de cobertura nacional, dirigida a acompañar a los adultos responsables del cuidado y protección de niños y niñas.