No es maña

No es maña

Que es una maña?

En el servicio Fonoinfancia, muchas veces escuchamos a padres y madres preocupados y angustiados decirnos sobre sus hijos “Está tan mañoso… no sé qué hacer” … En general, en nuestra experiencia conversando con papás y mamás sobre sus dudas, hemos ido entendiendo que los adultos hablamos de mañas para referirnos a situaciones donde niños y niñas expresan su malestar, molestia, incomodidad, rabia o tristeza y los adultos no entendemos por qué reaccionan así, por qué no nos logran explicar de otra manera lo que les pasa o despreciamos las razones que ellos y ellas nos dan para sentirse así. En definitiva, nos frustramos, confundimos, angustiamos y no sólo no logramos ayudar a que se sientan mejor, sino que podemos intensificar su malestar. El niño(a) tenía un problema y termina teniendo tres: 1) lo que le pasa, 2) que el papá o la mamá no lo(a) entienden y 3) que el papá o la mamá ahora está enojado(a) por “su culpa”.
El desconcierto y angustia que podemos sentir cuando nos vemos enfrentados a un niño o niña que lo está pasando mal, es una sana y natural reacción, pues nos puede movilizar a ayudarlos. Sin embargo, muchas veces la angustia, la desesperación se cruzan con otros aspectos:
Podemos estar apurados, sobrecargados de tareas y preocupaciones, emocionalmente vulnerables, no disponer de modelos seguros para tranquilizar a los niños, y entonces nos sentimos incapaces de tolerar el estrés y queremos que los niños y niñas respondan rápido a nuestras instrucciones, nos enfocamos en lo que nosotros necesitamos y dejamos de escuchar.

Desde esta posición esperamos que los niños “cooperen”, se expresen mejor, sean más autónomos y manejen mejor sus emociones. A veces incluso los adultos pensamos que los niños y niñas reaccionan así sólo para molestarnos. En este contexto, se nos olvida, que quien está frente a nosotros es un NIÑO o NIÑA, que probablemente si pudiera regular mejor sus emociones y expresarse “adecuadamente” lo haría y se ahorraría varios retos y malos ratos.

Es curioso, porque cada uno de nosotros como adultos sabemos que cuando estamos pasando un mal momento, estamos molestos, angustiadas o tristes, nosotros, más que nadie, queremos sentirnos mejor, el problema es que no podemos hacerlo y necesitamos comprensión, calma y ayuda de otros para lograrlo. De esta manera, si los adultos necesitamos ayuda, con mayor razón los niños y niñas necesitan que los ayudemos a recobrar la calma, la seguridad, la confianza y a entender qué les pasa.

¿Cómo acompañarlos?

Para acompañar a niños y niñas en sus dificultades, y ayudarlos a crecer, desarrollarse, aprender y desplegar todas sus habilidades, es importante que los adultos podamos:

1. Escuchar lo que nos dicen sin descalificar o minimizar. Por ejemplo, podemos partir preguntando ¿pasó algo?, en vez de retarlos suponiendo lo que ha pasado, pero sin saberlo realmente.

2. Mirar la situación de una perspectiva más amplia para ayudarlos a entender qué les pasa. Por ejemplo:
“Anoche dormiste poco ¿tienes sueño?”
“¿Estás enojado porque no te estoy prestando atención?”
“¿Te dio susto este lugar?”
“¿Te dio rabia que el dibujo no te resultara?”
“Hemos caminado mucho ¿estás cansada?”

3. Reconocer y utilizar formas de acercarnos y acompañarlos que efectivamente les ayudan a calmarse. A veces los adultos insistimos en abordar la situación de una forma que sabemos que sólo intensifica el malestar. Por ejemplo:
“¿Quieres que te abrace?”
“¿Quieres que te acompañe?”

4. Usar la empatía para que se sientan entendidos(as). Por ejemplo
“Cuando tengo sueño yo también me pongo enojona”
“A mí también me dan susto algunas cosas”
“A mí tampoco me gusta que las cosas no me resulten”

5. Ser claros en lo que queremos enseñar. Por ejemplo:
“Cuando estés enojado, me puedes decir “no me gusta”, “me da rabia”, pero no me puedes pegar…me duele y me hace sentir mal”.
“Cuando estés cansada me puedes decir mamá tómame en brazos, pero no te tires al suelo a gritar… te puedes hacer daño y los gritos no me dejan entender y molestan a las personas”.

6. Seamos respetuosos y demos el ejemplo… no les pidamos a los niños cosas que nosotros no hacemos. Por ejemplo:
“No me grites” (gritando)
“No me pegues” (pegando una palmada)

7. Reconozcamos nuestros errores, para que los niños y niñas también puedan aprender, a hacerlo. Para esto es fundamental disculparnos cuando nos hemos equivocado.
Algunas reflexiones como estas se encuentran en el video “NO ES MAÑA” que como Servicio Fonoinfancia de Fundación Integra, desarrollamos durante el año 2012… Te invitamos a mirarlo y, si te gusta, a compartirlo con tu familia y amigos.

Por último, si tienes dudas sobre el desarrollo y crianza de tu hijo te invitamos a llamarnos al 800-200-818. Un equipo de psicólogos y psicólogas está disponible de lunes a viernes entre las 09:00 y 18:00 hrs. La llamada es gratuita desde red fija y celulares.