¿Cómo hablar de la guerra con las niñas y niños?

¿Cómo hablar de la guerra con las niñas y niños?

En estos últimos días hemos observado cómo, a través de la televisión, se transmiten en directo imágenes de los bombardeos a Ucrania y ataques a civiles, mujeres, hombres, niños y niñas, quienes se han visto obligados a desplazarse dejando atrás sus hogares, pertenencias e historias. Durante largas horas los diferentes programas televisivos y radiales aluden a un conflicto que parece tan lejano, pero al mismo tiempo tan cerca y que sitúa a adultos y a niños y niñas como espectadores pasivos de una guerra transmitida en vivo.

Esta situación, entre otros efectos, podría contribuir a la normalización de la guerra y a la naturalización de la violencia como estrategias útiles para la resolución de conflictos ante las diferencias. Por otra parte, los niños y niñas podrían tener preguntas sobre este conflicto o estar incluso experimentando temor o ansiedad al ver las conmovedoras imágenes de otros niños y niñas que se movilizan angustiados con sus familias. Probablemente muchos adultos se estén preguntando entonces si niños y niñas necesitan que se les explique lo que sucede o si entenderán lo que es una guerra, un desplazamiento o una invasión.

La guerra surge como una alternativa extrema que pone en riesgo la continuidad de la vida y la estabilidad económica, social y emocional de las personas. Hoy en día, en un mundo globalizado, cualquier conflicto entre naciones parece tener repercusiones en otras latitudes, por lo que todos podemos sentirnos amenazados por lo que está sucediendo a kilómetros de distancia.

Por lo tanto, se constituye en un desafío para los adultos cómo abordar con los niños y niñas estos temas, partiendo de la certeza de que siempre será un beneficio poder conversar con ellos y ellas de cuestiones que les aquejen o sobre las que tengan preguntas. La conversación no sólo favorecerá aclarar sus dudas, sino que también permitirá conocer qué opinan o cómo están entendiendo la realidad que les circunda; muchas veces conocer lo que los niños y niñas piensan sobre un determinado tema, puede sorprender a los adultos, no solo por el contenido de las ideas que expresan, sino también por la gran cantidad de información que parecen manejar hoy en día. Por otra parte, es sumamente relevante valorar y comprender que toda experiencia comunicativa fortalece la confianza y, en consecuencia, la relación entre adultos y niños.

La mayoría de los aprendizajes surgen en el seno de las familias y, por ende, se transmiten socialmente, por lo que esta situación de impacto mundial es una oportunidad para que en familia conversemos, por ejemplo, sobre cómo se resuelven los conflictos y se enfrentan las diferencias en el grupo familiar, revisemos y cuestionemos nuestras formas de relacionarnos y favorezcamos el desarrollo del respeto, la solidaridad y la empatía en los niños y niñas, esa capacidad para ponernos en el lugar del otro/a y conmovernos con lo que les sucede. ¿Cómo resolvemos nuestras diferencias?, ¿qué estrategias estamos usando?, ¿estamos priorizando el uso de estrategias no violentas de resolución de conflictos, el uso de la palabra y la conversación por sobre otras alternativas violentas como los gritos o los golpes?

Sostener esta conversación también debería llevar a los adultos a cuestionarse sus propias creencias y formas de relacionarse con niños y niñas: ¿qué tanto somos capaces de respetarles en sus diferencias y opiniones?, ¿qué tanto les escuchamos?

Es importante que nos demos un tiempo no solo para conocer lo que niños y niñas están pensando o cuáles son las preguntas que pudieren surgirles sobre este conflicto, sino y principalmente es fundamental conocer cómo se están sintiendo, cuáles son las emociones o sentimientos que logran identificar y relacionan con este tema. De este modo, podemos contenerles y acoger sus emociones sin juzgarlas, sino más bien para darles un lugar y ayudarles a encontrar claridades que podrían aliviarles.

Es primordial, entonces, escucharles, entregarles información y ayudarles a identificar las emociones que les embargan atendiendo a la edad de cada niño y niña: con los más pequeños (menores de 5 años) se deben dar ejemplos muy concretos, y con los mayores se puede establecer una conversación más compleja en un lenguaje simple y cercano, que acoja sus preguntas y dudas, y que ojalá incluya sus propias experiencias.

No estamos como adultos obligados a saberlo todo y si surge alguna pregunta para la cual no se tenga respuesta, se abre la posibilidad de indagar juntos. De este modo, estaremos además promoviendo su capacidad de exploración y pensamiento crítico, al mismo tiempo, que favoreceremos el desarrollo de niños y niñas sensibles con su entorno. Por último, niños y niñas deben percibir que siempre será posible volver a conversar sobre éste y otros temas y que los adultos están ahí para cuidarles de la mejor forma que saben hacerlo.

Les invitamos a estar atentos ante a las preguntas que puedan tener niños y niñas sobre la guerra y a las emociones que puedan estar invadiéndoles, a acogerlas y a sostener una conversación que, según la edad de niños y niñas, permita contener y buscar respuestas juntos. Evitemos normalizar la guerra y las estrategias violentas para resolver los conflictos y limitemos el acceso a redes sociales y la exposición a imágenes violentas en la televisión.

Si tienes preguntas sobre cómo llevar este proceso o te inquieta cómo los niños y niñas están enfrentando este tema, no dudes en contactar a Fonoinfancia llamando al teléfono 800 200 818 o por chat desde www.fonoinfancia.cl, de lunes a viernes entre las 08:30 y 19:00 horas.

 

Alicia Varela Hidalgo, psicóloga, Jefa Departamento de Promoción y Fonoinfancia, Dirección de Promoción y Protección de la Infancia, Fundación Integra.