Pelea con otros niños/as

Pelea con otros niños/as

Los conflictos son una parte inevitable de la vida, y no tienen que ver con que seamos buenas o malas personas, o nos portemos bien o mal. Comúnmente los conflictos se generan debido a que las personas percibimos y enfrentamos los distintos eventos de la realidad de diferentes maneras. Así, cuando la forma en que percibimos alguna situación se enfrenta con la de otro, y esto afecta alguno de nuestros valores o creencias, se genera un conflicto.

En los niños y niñas los conflictos también suelen darse con frecuencia, sin embargo ellos no han adquirido algunas de las herramientas necesarias para poder enfrentarlos o resolverlos de forma satisfactoria, por lo cual en ocasiones es necesario que cuenten con nuestro apoyo para superar esos momentos difíciles y aprender de ellos.

Es importante tener en cuenta que los niños y niñas en muchos casos son capaces de solucionar los conflictos por sí solos, a través de los recursos con los que cuentan y generando acciones autónomas. De esta forma es importante permitirles generar estas acciones y utilizar sus recursos, interviniendo como mediadores sólo cuando sus posibilidades de acción se vuelven insuficientes,  o se intenta resolver a través de conductas que puedan causar daño al otro.

Una de las acciones que podemos hacer para colaborar a que los niños y niñas adquieran herramientas que los ayuden a resolver sus conflictos es ayudarlos a identificar sus propias emociones, mostrándoles cómo poner en palabras lo que les ocurre cuando algo los enoja, los molesta, no les gusta, etc. El poder reconocer lo que nos pasa y expresar esa emoción con palabras (“estoy enojado!”, “no me gusta!”) es una herramienta muy importante para anticipar nuestras reacciones, y poder identificar también las emociones de los otros, lo cual entrega mayores posibilidades de acción y solución en las situaciones conflictivas.

Otro aspecto importante tiene que ver con ayudarlos a expresar sus emociones de otras formas que no sean dañinas a otros. Comúnmente nos quedamos en el “eso no se hace”, pero no les mostramos lo que sí pueden hacer. Este cambio en la forma de expresión es otra herramienta muy necesaria para resolver un conflicto, en la medida que niños y niñas van adquiriendo otras alternativas más asertivas para manifestar sus emociones, que permitan la descarga pero que no causen daño a otros. Para esto es muy importante que los adultos sirvamos como modelos de acción, mostrándoles con el ejemplo como poder expresar una emoción de forma que nos ayude a sentirnos mejor, sin agredir a otros.

Por lo tanto, es necesario que como adultos mantengamos la calma en esos momentos, y que les expresemos claramente lo que esperamos de ellos. En este sentido es de gran relevancia que seamos coherentes, y no actuemos de manera distinta a la que decimos. Si nosotros agredimos a otros -o a ellos- cuando estamos enojados, los niños y niñas aprenderán a agredir cuando lo estén, y generalmente el efecto de ver una conducta tiene un impacto mucho mayor en los niños y niñas que sólo las palabras.

Por último, es necesario que luego de un conflicto podamos ofrecer acciones de reparación de éste. Esto quiere decir que podamos ayudar a niños y niñas a reconciliarse, a superar ese momento difícil y que puedan volver a disfrutar de la compañía mutua, ambos habiéndose sentido escuchados, contenidos, y que se respetaron sus opiniones y emociones. Así es importante que les preguntemos qué necesitarían para pasar por ese momento difícil, qué es lo que les gustaría que el otro hiciera, y/o qué podrían hacer ellos para estar mejor.

Y recuerda, si quieres o necesitas ayuda más personalizada, te invitamos a llamarnos gratuitamente de teléfonos fijos o celulares, de Lunes a Viernes entre 8:30 a 19:00 hrs. Nuestros psicólogos/as están esperándote.