Avisaba, pero ahora no…

Avisaba, pero ahora no…

Para niños y niñas lograr reconocerse capaces de controlar y avisar pipí o caca, reteniendo y expulsando a voluntad, es un proceso madurativo altamente significativo. Veamos por qué:

Sentido práctico: lo primero y más obvio es que tanto niñas como niños pueden estar más cómodos, al desplazarse e ir al baño sin ensuciarse su ropa, lo cual si bien es un alivio para los adultos, con mayor razón lo es para ellos y ellas que hasta lograrlo tuvieron que pasar bastantes incomodidades.

Conquista de su cuerpo: el niño o niña constata que es capaz de controlar su cuerpo, ha aprendido a desplazarse, caminar, adquirir destrezas físicas, a las cuales se viene a sumar este nuevo dominio sobre su corporalidad.

Lenguaje: además de reconocer señales del cuerpo y controlarlo, gradualmente niños y niñas van aprendiendo a comunicar sus deseos, pidiendo compañía y ayuda en este proceso.

Emocional: todas estas constataciones permiten reconocerse y desarrollar el sentido de logro y de autonomía que permitirá el desarrollo gradual de la capacidad para hacerse responsable de sus necesidades e intereses.

Social: el contexto del aprendizaje del control de esfínter se da reconociendo la intimidad en el  cuerpo  y gradualmente esto va asentando el sentido del pudor.

¿Por qué los niños y niñas en ocasiones presentan retrocesos sostenidos en el control del pipí?

Es fundamental entender que todo proceso madurativo y de desarrollo no es lineal, o sea siempre muestra avances y retrocesos  y eso es normal. Sin embargo, hay retrocesos que aparecen repentinamente, se mantienen en el tiempo  o se agudizan,  los cuales no son parte del proceso de adquisición del control de esfínter sino que se relacionan con otros factores.

Muchos padres explican “mi hija controlaba  de los más bien, pero de repente partimos de cero” o “mi hijo hace meses que  no se mojaba pero ahora todos los días se hace dos o tres veces”.  Esto puede implicar causas físicas asociadas a enfermedades  o infecciones, pero en general, las razones más comunes son de origen emocional, es decir, algo que está afectando a niños y niñas, se expresa a través del cuerpo, en distintas conductas, puede ser a través del control de esfínter, alteraciones de sueño, de apetito, etc.

¿Qué actitudes  no ayudan?

Exigir o culpar: Si el niño o niña se moja es porque no puede controlarlo, exigir e insistirle que debe lograrlo sólo aumentará su angustia y el descontrol. En este sentido, el castigar o retar sólo agrava el problema.

Atribuir que lo hace por flojera, para molestar, o para llamar la atención, no reconoce lo básico de esta situación: si el niño o niña pudiera controlarlo y evitarse la vergüenza o la incomodidad sin duda lo haría, el problema es que no puede.

¿Qué actitudes ayudan?

Contener y apoyar, lo mismo que cualquier persona necesita cuando se ve sobrepasada por algo que le pasa y no puede manejar.

Reaccionar con naturalidad, sin darle gravedad, no ha pasado nada que no se pueda limpiar y solucionar.

Tratar de reconocer que situaciones le pueden estar afectando, para en otro momento conversar sobre eso ayudándole a reconocer y  expresar lo que siente: miedo, preocupación, rabia, pena, etc.

Ser respetuoso de su intimidad y no exponerlo públicamente.

Si a pesar de lo anterior la situación se mantiene, es muy importante pedir una evaluación profesional.

Si este tema es de tu interés te invitamos a ver el siguiente video que como equipo  hemos desarrollado como material de apoyo para adultos responsables de niños y niñas: